lunes, 25 de febrero de 2019

A mi joven esposa.



El tiempo puede ser impertinente
cuando se trata de pensarte.
Pues me gusta perderme
en la alegría
de imaginar tu rostro
sin tener que preocuparme
en lo que pueda pasar o tenga que hacer.

No puedo olvidar esos ojos tuyos,
que me seducen.
No me gusta estar anclado a un antes
o a un después, sino,
como vivir en un eterno presente,
sentirte vibrar a cada instante.

Me gustan las fábulas,
admiro los cuentos,
disfruto las sonatas para piano y
me deleito en la libre poesía,
más he hallado, a esta altura de mi vida.
Con los años recorridos y el alma marcada,
que son tus besos lentos y sin prisa
los que me acomodan
las ganas de vivir.

Somos diferentes, tanto quizás,
y hasta quien sabe,
un poco más.
Pero de tanto pensar en
lo que nos separa,
termino dándole un nombre
a esa evocación inusual.

Verónica!!!

Dulce nombre que implica fuerza y coraje.
Nombre para llamarte y oírte.
Para sentirte y amarte.
Como los violines en su frenético crescendo.
Eres música que eriza mi piel,
danza por aprender y fuente inagotable de poesía.

Eres mujer, estas viva y quiero descubrirte!

Cuando mi alma se junto a la tuya,
perdí hasta mi sombra para ganar
un lecho de muerte junto al tuyo.

Delicia es a mis labios
pronunciar tu nombre,
ni el vino más delicioso
se asemeja al manjar de tus besos, que,
detienen el tiempo y el espacio.
Pues no hay cabida para otra cosa,
en esta aventura de amarte e
invadir tu universo con mi mirada.

Rodearte con mis brazos quisiera,
aunque me cueste la vida,
atreverme siempre quiero
a encontrarte cerca mío y
alcanzarte para no dejarte ir jamás.

Eres mi musa atrevida, des complicada y jovial
Pura, santa y amable.
Paciente, amorosa e incondicional,
Hermosa, valiente y piadosa.

TE AMO VERONICA!!!

*Un pecador llamado esposo.

miércoles, ‎27‎ de ‎agosto‎ de ‎2014,

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