domingo, 23 de noviembre de 2008

Reflexionemos sobre nuestra misión diaria...

Estamos akostumbrados a eludir nuestra verdadera y primaria responsabilidad hacia kon el prójimo. Permanecemos indolentes ante el estado de perdición de las almas sedientas de paz eternal. No keremos amar, idolatramos nuestro dolor, nuestro pasado y nos negamos al toke sanador de nuestro Salvador.

El primer obstákulo a vencer es la preparación. El mandato es klaro, la komisión no admite kobardía y el justo juicio seguro e inminente.

Kuando fue la última vez ke sentiste el vacío espiritual de tu vecino, de tu compañera de klases, de la señora ke vende frutas, del chiko ke vende periódico en la kalle, del malabarista en kada eskina?

Muy emocionados a veces keremos “predikar” a todo el mundo, pero antes empieza “predicándote” a ti mismo, asegurándote haber tenido un enkuentro personal con Jesús, luego ganando tu mundo inmediato akellos ke son “tu gente”, akellos ke estan cerkanos a ti.

La soledad y el vacío existencial, las drogas ke se expenden fuera de los kolegios. La pobreza material y espiritual. El aborto y la delincuencia juvenil. La dekadencia moral y los hogares destruidos. La mentira y el abuso. El ocultismo. El divorcio y el libertinaje. La venta de tu kuerpo por dinero, etc. Son realidades urbanas, están cerca de nosotros…seremos akaso kada uno de nosotros la respuesta a estas realidades urbanas?