No dejamos a Dios guiarnos, iluminarnos y le damos un sentido negativo a la vida. A pesar de las muchas palabras vacías si se puede ver la imagen de Dios en lo que observamos, en aquello que nos atrae y motiva.
Podemos como trastocar el cielo con nuestros sentidos, desde aquí, desde nuestra visión incompleta de las cosas. Imperfectas, no totales.
No todo el tiempo podemos estar hinchados de la fe que vence todo obstáculo. A veces, más bien estamos tristes y melancólicos. también es aquel sentido de identificación con la vida, con la parte que no es perfecta, que se va como acabando en cada segundo y terminando el tiempo destinado a ver todo lo que nos rodea.
Se acaba, se desgasta, se esta terminando de ir y como que nos agarramos a ella como lo mas preciado sin percatarnos que la eternidad nos aguarda como tesoro anhelado mientras vivíamos.
Una narrativa audaz de los eventos no solo es necesaria sino vital para no entorpecer la visión de Dios acerca de darnos paz y contentamiento. Debemos reír mas seguido, despertar con ganas de vivir, alegrarnos por los errores y saber encontrarle el lado agradable a todo cuanto nos ocurre.
Envejecemos SI! pero con alegría y sin cargos de conciencia!