En medio de los pocos la adoración es un semillero de fervor. Entre unos cuantos surge una espiritualidad autentica que permite desarrollar empatía y relaciones genuinas. El fracaso se dispara y gana terreno cuando no hay sentido de pertenencia. Cuando te sientes fuera de la comunidad de los tuyos, de los que te entienden, de los que te demuestran amor.
Adorar en privado refuerza el deseo de Dios en tu interior de conectarte con otros para fortalecer los vínculos en medio de la adoración comunitaria. Adorar y decidirte a abandonarte en los brazos de Dios es el camino correcto, que te prepara en medio del fuego de Su presencia para enfrentarte a los desafíos de la vida diaria. Puedes usar música de tu exclusiva preferencia para la adoración privada, pero nunca debes imponerla para la adoración comunitaria. Debes aprender a crecer en madurez como persona única y exclusiva que solo se da en el convivir con los diferentes. Gracias a la Iglesia puedes ser tú mismo, no en agónica soledad nosciva. La iglesia es el cuerpo y Cristo su cabeza. La idea es que somos un cuerpo y nos debemos los unos a los otros.
Las claves sociológicas nos permiten entender lo formal o informal de las asociaciones humanas, tribales, urbanas, etnocentricas, culturales, hegemónicas, etc. Pero no son un fin en si mismo, la meta es consolidar la identidad de iglesia única y vital para este momento de la historia cuando lo que conocemos como sociedad esta siendo fragmentada y atacada desde sus bases. La Iglesia debe ser el pueblo del Reino que representa la sanidad a las naciones, a la tierra en su esencia y mixtura.
*Verdad, sangre y fuego.
Borrador del texto La Historia se escribe con K.
Autor Koheleth Pereira