Henri Nouwen pregunta, ¿por qué el poder es siempre tan tentador para los líderes? Su respuesta es esta: Es más fácil ser “dios” que amar a Dios; controlar a la gente, que amar a la gente. Y puesto que ellos son “dios,” hacen con su poder, lo mismo que Dios hace con el suyo: utilizan a sus seguidores para su gloria. Desde luego, hay una absoluta diferencia entre ellos y Dios. Cuando Dios utiliza a sus seguidores para su gloria, Él los ama, los edifica, y los libera para ser ellos mismos. Cuando los líderes poderosos usan a sus seguidores para su gloria, ellos únicamente los utilizan.