El legalismo religioso sigue matando creyentes
sinceros. No debe extrañarnos que muchos se vuelvan al mundo buscando aplacar
su sed existencial donde primero nunca la tuvieron porque en el éxodo a una
comunidad cristiana no la hallaron pues unos cuantos e importantes fariseos se interpusieron
en el camino de la salud mental de los nuevos convertidos.
No es novedad que debemos cuidar las almas
cansadas de propios y extraños. Una tarea difícil de lograr sin el poder del Espíritu
Santo. Lidiar con personas nunca será fácil, aun asumiendo cierta distinción de
otras comunidades eclesiásticas consideradas de “falsa doctrina”, hemos de
seguir educándonos en la piedad y en la santa erudición bíblica pues el mal no
deja de seducir a los de adentro y a los de afuera.
Siempre fatiga no entender estos constantes
dilemas humanos (¡antropológicos valla!) y es que en esto la vida se nos va de
a poco.
Oro a nuestro Dios, que te de fuerza y valor. Que
la pasión por las almas no cese y que aprendas a encontrar agua en el medio del
desierto.
Pese al continuo tiroteo, en este ir y venir de
continuas inconsistencias humanas, tu reposo sea el Cristo viviente, al cual,
entre sollozos y humano sufrimiento, es el único que nos da paz y reposo.
Te amo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario