jueves, 5 de mayo de 2022

ROCKTURANDO... la reflexión del día


Buenas tardes queridos. Me gusta pensar en la vida como un partido de fútbol. Salir a la cancha y jugar el partido de nuestras vidas. Espero que a todos les guste el futbol…más que sea de arquero jajajaja. 

La mayoría de pecados que cometemos es por negarnos a salir a la cancha, pues preferimos ver jugar a otros. Es más cómodo… y si pierden, bueno no fuimos nosotros. 

Ya que es más placentero criticar y tratar mal a los jugadores. No estamos en sus zapatos… ósea no estamos jugando el partido de nuestra vida, al igual que no nos estamos haciendo responsables de lo que sentimos y pensamos.

Al igual que en el futbol, otros están jugando para ganar cueste lo que cueste, mientras nosotros solo estamos de espectadores, de fanáticos gritones desde las gradas. Opinando como se debería jugar, como dar un pase o como cobrar un penalti.

La gran mayoría de nosotros ni siquiera podemos con nuestras vidas, sin embargo, Dios nos empuja a vivir para El, socorriendo al prójimo. Pues Dios sabe que necesitamos estar activos en su Reino para aprender a tratar con nuestros problemas casa adentro. No, no es fácil, pero tampoco se necesita un doctorado en asistencia familiar o ser un terapeuta pastoral para que desde ahora mismo nos pongamos a trabajar en ayudar al prójimo con sus problemas familiares. Pues al demostrar interés en otros estamos empezando a cambiar nuestra forma de pensar y conducta. Cuando ayudamos a otros, nos ayudamos a nosotros mismos.

El apóstol Santiago dice lo siguiente en el capitulo 3 de su carta:

Versículo Uno: Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad. 

Es interesante que no menciona que no enseñemos a otros el consejo divino, sino mas bien que tengamos cuidado de no pretender ser lo que no somos, esto significa que con humildad aceptemos que no lo sabemos todo, pero lo poco que aprendemos estamos disponibles para enseñarlo a otros con la autoridad que nos ha dado Cristo.

Versículo Dos: Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo.

Ya que todos fallamos, no nos apresuremos a condenar/apedrear a otros creyendo que somos excelentes maestros de la Palabra de Dios al punto de nunca equivocarnos.

Queridos… hemos pecado. Necesitamos arrepentirnos de abandonar el Consejo de Dios y permanecer en las gradas haciendo de todo menos salir a la cancha a jugar el importantísimo partido de nuestras vidas. Dios no nos llamo a ser espectadores, sino a involucrarnos, a ensuciarnos las manos trabajando en su Reino. A orar con tal violencia que se sienta mas duro que un tsunami, temblor o terremoto.

No te conformes con ver a otros anotar goles, se tu mismo el que vive la experiencia y se prepara para hacerlo dejándose amar por Dios e instruir por el Espíritu Santo.

Oremos con devoción: “¡Señor amado necesitamos el bautismo con el Espíritu Santo y fuego, ese poder para vivir y testificar de ti a los demás! ¡Te rogamos Señor Bautízanos con fuego de lo alto!

Amen.


¡Recuerda que La Iglesia eres tú, la fe empieza en casa...sé Iglesia…esforcémonos y seamos valientes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario